Saturday, November 20, 2004

Leda. Gustavo Sainz




El cuerpo amoroso es como una tabla de multiplicación.

La meta es mirar pasmado.

Este libro está construído para que nos detengamos ante cada página y miremos.

Es una experiencia envidiable sentirse libre ante los demás.

Debemos ser consecuentes y prolongar mentalmente la escena.

¿Sueño de la vigilia?

No se nos dice y se nos repite por todas partes que esta muchacha es sólo un un sueño.

Hay un tiempo para mostrarse y un tiempo para ocultarse.

Tanto la vigilia como el sueño son igualmente irreales.

Si el sueño no fuera verdadero tampoco el soñador lo sería.

Alejandro y Leda confeccionan nuestros sueños.

Una quietud perfecta.

Hacer hablar al árbol, el árbol oracular o árbol de los sueños.

El árbol en el que grabamos el nombre de la amada.

Leda vaga apasionada entre las hojas letradas.

Su desnudez puede hacer que nos sintamos menos abandonados.

Esta desnudez sugiere un más allá.

Esta figura se fuga.

El pecado no es la desnudez, es la procreación.

Ay, estos juegos de fuga y contra-fuga, de curva y distención, de inmovilidad y movimiento.

Aquí se han detenido la vida y la juventud.

La belleza es la teofanía por excelencia.

Dios es un ser hermoso que ama la hermosura.

Olvido de la muerte y tentativa de hacer el instante una eternidad.

Una victoria contra el tiempo, un allá que es un aquí, el viaje de la ternura al erotismo.

Se estiran los minutos y alargan como siglos.

¿Qué vemos? Todo y nada.

Relación puede ser sinónimo de conflicto.

La transición de matriarcado a patriarcado nos acompaña siempre y no nos lleva a ninguna parte.

El mundo es una caverna oscura para los prisioneros de Platón y el alma mágica de Spengler.

El mundo una caverna oscurísima adonde sólo brilla tu desnudez.

Tortuosos senderos, espirales, laberintos, páramos recorridos en danzas rituales, iniciáticas.

La historia de la humanidad va de la caverna natural a la caverna artificial, de la caverna subterránea al subterráneo sobre la superficie de la Tierra.

En algún lugar del laberinto está la muchacha.

La danza de Leda es la danza de la vida.

Somos de la sustancia con que se hacen los sueños.

En estas imágenes siempre hay sorpresas, el descubrimiento de una muchacha a la que nada nos une excepto una mirada que ella no puede devolver.

Es vida y está quieta.

Es juventud, vivacidad, se anula y renace siempre y al mismo tiempo, aquí y en ninguna otra parte, ahora y nunca.

Una atracción hacia una persona única: el amor ¿o una renuncia al significado?

El sueño es muerte agitada por ensueños, la muerte es sueño sin ensueños.

El descenso al mundo de los deseos es lo que le acontece a cada ser humano cada vez que se duerme.

Verla desnuda es incrementar el misterio.

El poder político es una trama tejida, un velo político bien trabajado, un velo de engaño.

Un presente absoluto e infinito pues aquí estamos solos con ella.

Tiembla en la luz.

Símbolo del centro de la vida, adonde se custodia la verdad absoluta.

Tendríamos que aprender a movernos en este paisaje onírico.

Geografía zodiacal.

Aquí desaparecieron las llamas del ocaso y la aurora.

Solsticio de invierno.

La unificación de la especie humana: un combate mental, una lucha en y por las mentes humanas.

El deseo de ver es el deseo de devorar con la vista.

Hay quien fornica con la mirada.

Concentrarse en el acto de ver es convertir en piedra.

El placer de la participación ideal y la prohibición de la participación real.

Tiempo equinoccial.

El lector paralizado.

Hierofanía: algo sagrado se nos muestra.

Derribad las fronteras, los muros, abajo los mecanismos de defensa, la armadura del carácter: el desarme.

El cuerpo no es una cosa o sustancia dada, sino una creación contínua.

Leda desnuda es un sistema de energía, un modelo postural nunca estático, en una perpetua autoconstrucción y autodestrucción internas.

Flujos, influjos, reflujos.

Líneas de energía, torrentes psíquicos, catexias libidinales.

En la imagen postural propia de Leda se funden imágenes posturalres de otros.

Quiero ser el director de escena.

Un campo magnético de acción a distancia o un campo mágico.

En la acción mágica hay una conexión especial entre los seres más distantes.

Vivacidad pura dice Octavio Paz, latido del tiempo.

Levantarse de entre los muertos.

Todo descanso desafía mis poderes.

El límite entre cordura y locura es falso.

Solsticio de verano.

El crepúsculo y la noche en el arco de la jornada.

Travesía en un ataúd que es una barca que es un pez es una ola.

La verdad desnuda.

Girar primordial del cosmos, la idea del vórtice y el vértigo.

Hacer consciente lo inconsciente, descubrir un secreto, rasgar un velo, romper un sello.

Ilusión de lo no realizado aún.

Espacio mágico para lo nuevo.

Amor a primera vista: alguien pierde su alma por la muchacha que está en estas páginas.

El reino del placer esta próximo, cada página que pasa se aproxima más.

El verdadero templo es el cuerpo humano.

Nos inunda una luz deslumbrante.

Sucesivos torbellinos de energía giratoria.

Nada hay que no sea alimento.

En el sueño del deseo el deleite despierta.

No se trata de un proceso paulatino sino de un súbito abrirse paso.

Leda se desviste y las sombras huyen.

Verdades del cuerpo y del no-cuerpo.

Seducción de las apariencias.

El verbo hecho carne.

Ella sabe lo que es justo y nosotros estamos entre tinieblas.

Nítidas formas del sueño cosmológico.

El Paraíso es una persona.

El rubor de la ninfa es el espejo que refleja y produce la exuberancia fáustica.

La espantosa metamorfósis que sufre Acteón por haber mirado a Artemisa.

El cuerpo como algo creado por el alma, la encarnación como fruto de la idea, la vibrante cuerda como criatura de la música que hace surgir.

Pasos diferentes, cercanos, yuxtapuestos o cruzados.

Un amor en sueños no es menos real que uno de vigilia.

Perseverancia impenetrable y alucinatoria.

Nos ponemos en movimiento porque no tenemos más remedio.

Los reinos literales son sólo sombras.

La realidad revelada por la imaginación no es el cuerpo literal sino el simbólico o místico.

La perplejidad es parte del mensaje.

Una línea que viene del pecho, del corazón por el camino del pecho.

Leda es llamada raíz de menos uno, número irracional e imaginario.

Levisimos sus pasos, alucinante su desnudez.

Cálido, dulce y sutil el cuerpo antes del amor.

Detrás de esta fachada de indiferencia ¿es posible ser un monstruo de ternura y que ella sea un monstruo de sensualidad?

No está ligada a nada, ni siquiera a su cuerpo que es ágil y seductor.

Una necesidad congénita de exceso, de extravagancia, de exageración, de ardor.

No nos besa jamás, ni nos acaricia, y sin embargo tiene algo de ternura, de animal, de fruta, de traviesa.

Juega a subrayar las distancias.

Un poco como esos prestidigitadores que se dan vuelta y descubren que la mujer que estaba junto a ellos ha desaparecido.

La miro y vuelvo a mirarla para saber si existe.

Su arte es el de la desaparición.

Anonadar este mundo.

El amor sólo es bello con un cuerpo tímido, un sexo que juega con su timidez.

No hay más afrodisiaco que la inocencia.

Los labios son nuestra fuente como dice el Corán.

Desnudez suave y tranquila bajo la mirada nerviosa del lector.

Leda sólo tiende a aparecer y a desaparecerse inmediatamente.

Fresca, dulce y dúctil: el cuerpo de la seducción.

Polivalencia erótica, potencialidad infinita del deseo.

Todo lo que concierne al deseo es sagrado porque es convencional.

Era difícil imaginársela desnuda.

En una página aparece su naturaleza contradictoria, esa vivacidad que parece anularse y renacer, y que siempre y al mismo tiempo es ahora y es nunca.

¿Cómo elegir si no somos dueños ni de nosotros mismos?

Exceso de realidad, hiperrealidad de la fotografía.

Un universo donde lo femenino no es lo que se opone a lo masculino sino lo que seduce a lo masculino.

La anatomía es el destino decía Freud.

Lo femenino como apariencia es lo que hace fracasar la profundidad de lo masculino.

La femineidad como principio de incertidumbre.

Seducirnos a todos haciéndonos enloquecer.

No hay otra femineidad que la de las apariencias.

La modernidad desacralizó el cuerpo y la publicidad lo ha utilizado como un instrumento de propaganda.

El capitalismo a convertido a Eros en un empleado.

Todos los días la televisión nos presenta hermosos cuerpos semidesnudos para anunciar cervezas, muebles, desodorantes o bienes raíces.

Aquí no hay ningún plan.

El juego y no la ponderada gravedad puritana.

El espíritu es amor libre.

Ni siquiera estrategia. Sólo fotografías que se suman unas a otras con la ligereza del azar, del encuentro accidental, del gesto furtivo, del signo ilegible.

El delirio de la seducción.

La caverna de la soledad es la caverna de los sueños, la caverna del espectador pasivo.
La construcción de la ilusión.

Lo que siempre esta hablando en silencio es el cuerpo.

Seducir a los dioses, seducir a los espíritus, seducir a los muertos.

Leda piensa atraparme desprevenido, superarme en audacia, deslumbrarme.

Mi pasión se volverá dedidida, enérgica, concluyente, dialéctica.

Pero el tacto es imposible, sólo queda el ímpetu.

Su respiración no se oye.

Represión y licencia, sublimación y perversión.

La imaginación cobra cuerpo y los cuerpos se vuelven imágenes.

Amar es transformar y ser transformado.

El amante debe ser flexible, fluíble, dúctil.

Leda es el poema.

Su corazón palpita, no hay duda, pero no aquí, completramente desnuda para la lucha, inmóvil, encantada.

El puerto tras la tormenta, el sueño tras la fatiga.

No existe satisfacción, no existe suficiente.

Cambios de tema desconcertantes, bruscas yuxtaposiciones.

Sería bonito besarla y darle vida, como en los cuentos.



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